Polvo, un minúsculo gran problema
Muchos responsables de mantenimiento no consideran que algo tan minúsculo pequeño como el polvo pueda averiar una carretilla, pero puede. Un motor obturado se desgasta más rápidamente, ya que millones de partículas diminutas van erosionando los cojinetes, pistones, cilindros y válvulas.
Esto representa más averías, más tiempo de inactividad y más repuestos que comprar. De hecho, algunas estimaciones dicen que un motor limpio dura el doble de tiempo. El aceite contaminado puede incluso acelerar los daños en el motor que está destinado a proteger.
Más polvo también significa menos aire, lo cual afecta a la relación de combustible-aire. Eso hace que el motor sea menos eficaz y puede provocar emisiones contaminantes.
Por lo general, los motores de las carretillas no generan polvo, un motor de GLP con un catalizador a tres vías ni siquiera genera hollín. El problema es la forma en que lo esparcen.
Las piezas del motor, que se mueven rápidamente, crean un efecto ciclónico, de forma muy parecida a las aspiradoras modernas, que succionan el polvo y la suciedad del suelo. Excepto que, a diferencia de una aspiradora, las partículas no se guardan, sino que se esparcen por el aire.
Esto provoca otro peligro clave, ya que no solo es la carretilla la que se ve afectada por el polvo en el aire. Si se respira, puede tener un efecto nocivo para la plantilla.
Además de incomodidad y daños, el polvo puede provocar graves problemas de salud para las personas que trabajan con él cada día. Una exposición prolongada al polvo puede provocar problemas como asma, enfermedades pulmonares crónicas o incluso cicatrices. Además, dependiendo de la combustión del polvo y del grado de exposición, puede haber potencial riesgo de cáncer.
Las partículas son mucho más pequeñas de lo que se puede ver a simple vista (la mayoría tienen menos de 10 micras de diámetro), por lo que es difícil saber exactamente cuánto polvo hay en el aire en un momento determinado.
Para proteger a los trabajadores, muchos países especifican las concentraciones máximas de polvo que se permiten en el aire. Esa puede ser una cantidad tan insignificante como el tamaño de una moneda pequeña en una habitación de 3 metros cuadrados.
Cada vez que se usa la carretilla, aumenta directamente la concentración de polvo suspendido en el aire, dañando el inventario y, potencialmente, la salud de los trabajadores.
Prevenir es tarea sencilla
Los expertos recomiendan mantener buenas prácticas de limpieza como la mejor forma de controlar el polvo, pero, más importante aún, aconsejan evitar métodos que devuelvan el polvo al aire.
Algunas carretillas elevadoras, como la Mitsubishi GRENDiA, ya están diseñadas para entornos difíciles, polvorientos o sucios.
Todos los modelos GRENDiA cuentan con una placa inferior con arcos de rueda traseros sellados. Colocar una barrera física debajo de la carretilla impide que el polvo y la suciedad sean absorbidos en el motor y esparcidos por el entorno. La placa inferior protege al motor frente a objetos más grandes (como fragmentos de palés y papel termorretractilado suelto), que pueden provocar graves daños.
La gama tiene admisiones de aire en la parte alta, lejos del polvo del suelo y usa filtros de tecnología ciclónica para limpiar el aire antes de que se utilice. A diferencia de los filtros convencionales, estos no se obturan. También duran más, la necesidad de servicio.
Algunas marcas de carretillas, para poder disponer de estas características, necesitan incorporarlas como costosos opcionales o deben ser modificadas.
Los modelos GRENDiA de Mitsubishi Forklift Trucks llevan todo esto incorporado de serie.